Mañana es un día de Celebración. Cierto es que todos los días lo son, pero cuando celebramos días señalados, como el de mañana, al ser muchas las personas que estamos con el pensamiento más o menos en la misma dirección, hace que seamos mucho más escuchados por la Gran Fuerza Universal.

Mañana es un buen día para escribir una carta y enviarla al Cielo. Sí, así es… Y enviarla al Cielo!!!. Incluso podemos comprar el sello para el envío. Y no es de broma, nosotros lo hacemos…¿Acaso no dicen que somos creadores de nuestra propia realidad?, por lo tanto, ¿quién duda de enviar una carta a este maravilloso lugar?

Cada uno de nosotr@s, tenemos nuestro propio Cielo. Algunos piensan en el Cielo azul sin adornos, otros en las constelaciones brillantes y en su maravillosa forma de embellecer el espacio, otros en un lugar donde habitan ángeles que nos cuidan y otros al contrario dicen no creen en el Cielo, aunque esto resulta ser imposible, porque sólo con inclinar nuestra cabeza, lo tenemos encima.

Lo importante aquí, no es en sí creemos o en qué creemos, lo importante aquí es en la actitud que se despierta cuando nos encontramos con un folio en blanco y vamos a escribir una carta al Cielo. Aquí los ojos empiezan a brillar, el corazón a palpitar y nuestra Voz interna a hablar.

Podemos aprovechar para escribir las palabras que nos faltaron para despedirnos de un ser querido, podemos invocar al cielo que seamos escuchados para que exista una humanidad más humana o podemos preguntarles a los ángeles si son ellos quiénes nos cuidan en las noches solitarias. Podemos escribir de forma libre, sin juicio, porque el Cielo no juzga, sólo escucha y de vez en cuando habla si estamos atentos.

Y si todo esto te parece una locura, entonces ¡¡¡ Viva las locuras!!! Porque si esta locura hace que nos sintamos más en  paz, que nuestro rostro se ilumine cuando miramos al cielo, que podamos transformar nuestros actos cotidianos como saludar a nuestro vecino con una sonrisa amable día sí y día también y que en días tristes se despierte el amor y que sea el ingrediente principal que reina en nuestro día,  pues entonces, a continuar con las locuras!

Esta idea de escribir una Carta al Cielo, tan sencillamente nace, porque no sé qué es lo que sucede cuando tomamos nuestro último aliento, lo que sí sé, es, que los que nos quedamos aquí, miramos al cielo para desearle un buen Viaje.

Yo ya he escrito mi carta, aún así, a través de este mensaje pido que el cielo ilumine la tierra y que los que habitamos la tierra podamos percibir su luz.
Namaste

Con amor,

Mireya

«Son cartas al cielo mis palabras, las escribo en el viento con la fe de que las leas en algún rincón del universo.»